Eva Blanco, 25 años después

Eva Blanco, la joven madrileña asesinada en 1997

El 20 de abril 1997, en la pequeña localidad madrileña de Algete, Eva Blanco salió con sus amigos de fiesta. Sobre las 23:30, la adolescente decidió volver a su casa. Pero nunca llegó. 

Sus padres, que se extrañaron de que su hija no volviera a casa a la hora prevista, llamaron a la Guardia Civil, y a las pocas horas, ya entrada la madrugada, encontraron su cuerpo sin vida. 

Según las autoridades, Eva fue capturada a escasos metros de su casa. Un hombre la llevó a la carretera entre Algete y el pueblo de al lado, Cobeña, donde le agredió sexualmente y le asestó diecinueve puñaladas, dos de ellas al corazón. 

No hubo ni rastro del arma, nadie había visto nada. Y por si fuera poco, había llovido toda la noche, borrando todo posible rastro o huella. 

La investigación no paró en ningún momento. Se puso en el punto de mira al entorno familiar, a las parejas de la joven, sus amigos, sus profesores del instituto, incluso a los deportistas y trabajadores nocturnos que merodeaban por el pueblo ese día. Pero todas las pruebas de ADN volvieron negativas. 

Nada daba resultado, pero ni el pueblo ni la policía se daban por vencidos. Más de 2.000 vecinos se sometieron a test genéticos, la familia participó en programas de televisión para pedir colaboración ciudadana, y hasta se involucró al FBI en la investigación. Pero no fue hasta la involucración del Instituto de Ciencias Forenses de la Facultad de Medicina de la Universidad de Santiago de Compostela que el caso tomó su recta final. 

En 2015, un estudio de esta universidad decretó que la muestra de semen encontrada correspondía a un hombre de mediana edad del norte de África, así que la policía se hizo con el padrón de todas las personas que cumplían estos requisitos y residían en los pueblos de la zona en el tiempo del crimen, unas 200 personas. Y de todas ellas, solo una dio positivo: un hermano del presunto autor. 

Tras descartar que tanto él como otro hermano fueran los asesinos, la investigación se centró en Ahmed Chelh, un trabajador de un vivero que había abandonado el país dos años después del crimen y se había instalado en una pequeña localidad francesa. 

Gracias a la colaboración de la policía francesa, y tan solo un año y medio antes de que prescribiera el crimen, se cerró el caso. El acusado fue trasladado a España, y el 9 de octubre de 2015 se decretó su entrada a la cárcel madrileña de Alcalá Meco, desde donde se suicidó en febrero de 2016 con los cordones de sus propios zapatos.

Inauguración del busto conmemorativo de Eva Blanco.

Aunque la investigación concluyera, el pueblo algeteño no olvida a Eva. Un parque lleva su nombre en la localidad, y hace un par de años se erigió un busto en su nombre en el centro comercial. Este año, por el 25 aniversario de su muerte, la localidad madrileña prepara un acto conmemorativo en la iglesia municipal, que se celebrará el 20 de abril.  

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